Mama tuberosa

Las mamas tuberosas se producen por una anomalía en el desarrollo mamario. Reciben múltiples tipos de denominaciones (mamas tubulares, tuberosas, constreñidas) pero nosotros preferimos englobarlas bajo el nombre de mamas con un “defecto en su base de implantación”.

Para poder corregir estas anomalías mamarias, es fundamental haberlas diagnosticado correctamente, lo cual puede no ocurrir cuando el defecto es muy leve, y conducirá a un mal resultado postoperatorio, porque estas mamas precisan de un tratamiento específico. En primer lugar, hay que dotar a la mama de una base de implantación normal, lo cual conseguimos colocando una prótesis de la anchura adecuada, en el plano submuscular o subfascial. Pero además hay que realizar una redistribución del tejido mamario existente y, generalmente, reducir el tamaño de las areolas. Por todo esto, esta cirugía suele realizarse a través de una incisión periareolar.

En cuanto al tipo de prótesis es importante que las prótesis sean anatómicas, para dar volumen y proyección al polo inferior de la mama que está muy poco desarrollado en estas pacientes. En los casos en que estas mamas, además, son asimétricas, tendremos que realizar diversas técnicas y utillizar prótesis de diferentes dimensiones en cada mama, para obtener la mayor simetría posible. Esta cirugía se realiza en régimen de ingreso hospitalario y bajo anestesia general.

Una vez finalizada la intervención y la paciente despierta, permanecerá en la unidad de reanimación aproximadamente una hora. Posteriormente será conducida a su habitación en planta, donde será atendida por los cirujanos del equipo y las enfermeras hasta la mañana siguiente a la intervención. En esa mañana realizaremos una primera cura y será dada de alta. Daremos a la paciente todas las indicaciones sobre lo que debe de hacer a partir de ese momento. 

Durante el postoperatorio inmediato, la paciente deberá acudir a consulta para la realización de curas, y llevar un sujetador especial que nosotros le proporcionaremos durante un mes. Sentirá ciertas molestias, fundamentalmente la primera semana, por lo que le indicaremos la pauta analgésica que debe seguir. Es muy conveniente que se incorpore a su actividad normal lo antes posible. Las únicas limitaciones que tendrá durante algún tiempo serán las de cargar peso y realizar actividades deportivas.

Aunque el cambio de forma de las mamas tuberosas ya es evidente en el postoperatorio inmediato, habrá que esperar unos meses, a que remita la inflamación y los tejidos movilizados y la prótesis se readapten a la nueva forma, para valorar el resultado definitivo.

Las complicaciones que pueden surgir tras este tipo de intervenciones son las mismas que las de un aumento mamario normal, con algunos matices.

Es más frecuente que pueda producirse una pérdida de sensibilidad del complejo areola pezón, al tener que reducir en muchos casos su tamaño. Esta pérdida de sensibilidad suele ser transitoria y se recupera en unos meses. Estas alteraciones de la sensibilidad también pueden afectar al polo mamario inferior, donde existía el déficit de desarrollo, por ser la zona de mayor manipulación quirúrgica. Suelen ser igualmente reversibles.

En algunos casos, pese a la redistribución glandular y la colocación de la prótesis, no se consigue obtener un contorno mamario adecuado, apareciendo ciertas irregularidades cuando desaparece la inflamación. En alguno de estos casos, es necesaria una revisión quirúrgica para mejorar el resultado.